Ir al contenido principal

La noche es tibia, blanca en tu voz.

Para María Ramos

María dice que fue a los veinticinco o a los veintiséis y yo pienso que por entonces debía de ser como en la foto bonita, en esa que alguien captó su alma, en esa que mira hacia abajo, tal vez hacia algún abismo de la existencia, porque cuando aparece el alma, el pensamiento está en algún estadio de sensibilidad que pondera la alegría y la tristeza.

Nos ha traído un vino portugués, muy bueno. María siempre nos trae vino. Bebemos y hablamos, María y yo fumamos, Vero nunca fuma y no paramos de hablar. Suena la música y una voz que es su voz, nos asombra. En ese momento pienso que nunca he escuchado una voz tan bonita y me desarma, la miro y me estremece.

Emocionado busco referencias comparables y solo encuentro a Win Mertens, a sus voces blancas y sopranos, a Cécile Kempenaers que, entre todas esas voces, en la oscuridad del What You See Is What You Hear, tantas veces me hizo llorar...  

La noche es tibia, blanca en tu voz.

Y hay silencio y emoción en nuestros corazones cuando tu voz se apaga. Veo el horizonte lleno de luces y me parece una ensenada que resguarda a los barcos que vienen de ultramar esperando entrar al puerto.

Pienso en la utilidad de este momento. En la gratitud de este momento y en todas las cumbres de la amistad. En las veces que a todos nosotros existir no nos fue tan bien.

Y pienso en la paz de las palomas que desde hace horas duermen en el árbol grande.

Madrid, 12 de octubre de 2017
Antonio Misas