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"Easy Rider (Buscando mi destino)"

Para Javier De Las Heras



La joyería tenía el luminoso de la calle roto. No nos costó mucho trabar conversación con aquel hombre sin expresión en la risa. Era Dennis Hopper en mil novecientos sesenta y nueve y estaba en San Sebastián de los Reyes en un caluroso mes de junio cinco décadas después hablando con nosotros. En este momento no tengo ningún recuerdo de las joyas, podría asegurar que nunca las vi, y podría jurar que aquel día estuve en el interior de una tienda de ultramarinos. 

Yo estaba empezando en esto, en una de las empresas de sistemas de seguridad más reputada del mercado, y habíamos acudido a visitar a Mister Hopper para una posible renovación de sus sistemas. J lo sabía absolutamente todo de este negocio, me lo había demostrado a lo largo de la mañana.

Mr. Hopper nos contó que aquel atraco de hace cinco años le había dejado en la ruina. Entraron por algún rincón, hicieron un butrón y se llevaron ochenta mil €uros. El seguro solo hizo la devolución de lo que se pudo justificar; veintiún mil. Viendo su desesperación, el perito del seguro le propuso presentar facturas falsas (Cada poco, Mr. Hopper, sin ninguna expresión en el rostro, movía su bigote rubio y chamuscado y emitía sonidos guturales y monótonos; eran tres carcajadas). 

- ¿Qué creéis que me diría el juez si yo le presentara facturas falsas?

No cabía ninguna duda que aquel hombre necesitaba una renovación de sus sistemas, y puedo asegurar que J era la única persona de este mundo que podría llevarle a tal fin, sin embargo J, que ya le había propuesto un magnífico plan de renovación que Mr. Hopper no tardaría en aceptar a pesar de su ruina, desplegó toda la humanidad y bondad que se le puede suponer a un hombre. Mr. Hopper, quedó desarmado. 

Entonces supe porqué estaba allí esa mañana y porqué trabajaba en esa empresa con J y los demás, que fue lo que me hizo quedarme, porqué me había pasado aquellas maravillosas semanas con Ángel recorriendo nuestro pequeño trozo del mundo y porqué quería aprender y permanecer por muchos años junto a aquella gente. 
   
Mientras estuve con J permanecí cada segundo en la consciencia de las cosas, y no puedo asegurar nada de lo que digo que viví, pero en ese momento supe, que por primera vez en la vida, me estaba revolviendo en el futuro. 

Madrid, 10 de junio de 2016
Antonio Misas