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todos esos tipos importantes para ti

Para Jorge Pérez Pedroche


Nos fuimos. Me fui pensando en la paz y el silencio que queda en una casa después de una fiesta. En las conversaciones con la gente, en que todo estaba ya en todas las palabras pronunciadas. En el tiempo que quedaba atrás cuando se cerraba la puerta de un escenario donde hubo alegría, ilusión y ruido. Allí quedaba él, poniendo orden a los objetos para devolverlos a lo cotidiano. Me fui pensando en la gratitud que les tienes a todos esos tipos que son importantes para ti.

(Antes de irme de su casa, dejé en sus manos un libro de Cheever, (bien podría haber elegido a Tobías Wolff, a Richard Ford o a Carver... yo adoraba leer a estos tipos formidables y cada vez, descubrir en su mundo, un mundo más soportable)).

Solía decirme -Siempre me recuerdas aquel día...- aquel día al que yo solía referirme era el de su despedida. Cuando muchos años atrás coincidimos por los espacios renovados y enmoquetados, bajo la luz de los fluorescentes nuevos de aquella empresa tan pretenciosa, tan intensa y naranja donde él empezó a ser un tipo importante para mí. Hasta entonces, aquella persona que sin apenas conocerme, me sonreía y mantenía conmigo conversaciones breves, mundanas y abiertas, era uno más. Había paz en las conversaciones. Consideré aquella invitación, la de aquel día, día de su despedida, un regalo. Que me contara como a uno de los suyos entre sus amigos de siempre, entonces, fue lo importante. No fui muy consciente, no reparé en que allí quedaría su ausencia. Eran tiempos de bajas, lo normal eran las despedidas,(siempre imprevisibles). La vida continuaba para todos con esa normalidad, a veces incomprensible, que rechinaba en los sentidos de cualquiera de nosotros cuando el que se iba era uno de esos directores esenciales para el negocio. Y sobre todo, un hombre bueno.

Desde la terraza del piso catorce casi se puede tocar la Torre Picasso. Esta noche, sus luces hacen que brille como un iceberg en el mar de Madrid. Esta noche, soy consciente que fumo apoyado en la barandilla, con esa incomodidad que es hacerlo entre el viento y la lluvia, pero despliego las velas y navego.

Esta noche, soy consciente que celebro a mi amigo.  


Madrid, 11 de febrero de 2016
Antonio Misas