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nueve nuevas palabras

Para JP

Como si ya tuviéramos un poco más de todo. Nueve nuevas palabras para hacer que no está cansado de todo. JP se levanta de jugar a las cartas con la copa medio vacía en la mano y se acerca a Bell para pedirla una vez más el teléfono. El cuerpo le pesa, y la voz. La sonrisa se le pone cuando se sienta al lado de Bell. Las luces ya están encendidas, muy tenues, medio muertas. Hacen brillos en su cabeza rapada y sombras en la cara bonita de Bell. Alguien dice que refresca en esta tarde de octubre mientras nos envuelve la oscuridad, literal. Mientras, yo invento esta escena (no estoy seguro si algún día la escribiré), que es lo que nos está ocurriendo ahora, mirando los platos de plástico, los botes de cerveza vacíos encima de las mesas y todo el desorden que hemos creado. JP, se siente estupendo y no quiere ser sutil. Bell se lo toma como el alago del hombre ebrio, fácil, infantil y cristalino.

Nueve nuevas palabras: como si ya tuviéramos un poco más de todo... y estuviéramos repletos de gratitud, pensando y haciendo, y percibiendo la velocidad con la que se nos va el tiempo. Queriendo detener en un cuadro las cuatro cosas que nos pasan.

Un paréntesis de gratitud:

(Percibí la velocidad y el tiempo y me hice un cuadro de todo aquello queriéndolo detener;  todavía sonaba el wish you were here que salía de las guitarras de Fabio y Kari Morante, todavía cantaban Patricia y Merce cuando Silvia se alejaba con los niños. Observé por primera vez a Cristina, Marta, Kathya e Irene y vi en sus rostros que no debían hablar de cosas sin importancia. Bea andaba detrás de Pey y de su afán por sicoanalizar y retar a los otros. Pedro estaba a gusto hablando con Chema, seguramente, de estructuras, de ingeniería o de comida regional. Richard y Alex vinieron con dos tartas y un poco después Beatriz se esfumó. Vi a Gonzalo con sus gafas de los blues brother sentado al lado de Sonia como mirando algún vacío al que hubiera que rellenar de algo, no me di cuenta cuando Alberto y Carol se fueron con el bebé y los niños, a Quique y Alejandro los vi en todos los sitios posibles, y sé que Eduardo, al que casi no vi, se portó bien…)

JP se va, no esperaba nada de Bell, seguro que no. Él tiene otros planes, o se inventa otros planes. Yo mismo me inventé mil veces mi vida cuando no me convenía ni me iba bien lo que tenía, siempre sentí que estaba estafándome y estafando a los demás, puede que fuera eso de la culpa con la que nos han educado. Pero ya no quiero hablar de estas cosas. 

Madrid, 30 de octubre de 2014

Antonio Misas